top of page

EN LAS CRISIS EL HOMBRE BUENO DEBE DESTACAR: TENGAMOS ESPERANZAS.

  • Reynaldo Piña.
  • 9 oct 2016
  • 2 Min. de lectura

Dice Sabato, en La Resistencia, que «hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días.»

Así me siento en estos momentos, gracias a Dios, o quizás esto sea una de las tantas formas de engañarse que tiene el hombre. Pero es que así como hay Hombres despiadados que se aprovechan de las crisis para su provecho de interés personal, también, y los he visto, hay muchas personas que ayudan a los demás y de esos hay muchos, repito, pero hacen menos ruidos.


Creo que en esta agonía de país que estamos viviendo la «sociedad organizada» está emergiendo en fundaciones o grupos de vecinos, de amigos, para ayudar al que necesita. Se pueden ver personas ayudando en labores de búsqueda de medicinas, insumos médicos, alimentos, útiles escolares, ropas o incluso llevando un episodio de alegría a las comunidades para liberarlas de angustias con el único fin de ayudar al prójimo y ese es el ayuno que quiere el Señor, el ayuno de la mezquindad, del egoísmo, del odio, del personalismo.


De manera que debemos ayudar al bien, el bien lo hace el amor, la bondad, la generosidad, la belleza porque todo lo contrario lo hace el mal y en eso debemos estar atento. Seamos gente de bien y pensemos en nuestros Hermanos, no nos perdamos de la satisfacción y la paz que nos deja sabernos útil y ayudar. En estas horas aciagas es cuándo más necesitamos que las virtudes humanas salgan a relucir, hagamos una donación de palabra, de aliento, de esperanza al que esté agobiado; recuerden que los amigos no son para usarse, son para ayudarse.


En este sentido es importante que nuestra vida espiritual esté potenciada y compenetrada con la vida vegetativa y la vida de sensaciones. La vida vegetativa nos produce un malestar, de mal humor (la vida de sensaciones) y esto se traduce en la falta de voluntad para hacer algo y ahí está la vida del espíritu. Parafraseando al Hno. Rafael.


Seamos un alma dedicada que es aquella que le gusta agradar a Dios, seamos generosos, es la virtud de las almas puras, de las almas grandes, que no se reservan nada porque todo lo hacen con alegría, una alegría contagiosa, además.


«La misericordia es la compasión de la miseria ajena en nuestro corazón, por la cual nos compele a socorrer, si podemos» Santo Tomás.


Comentarios


bottom of page