PATERNIDAD AUSENTE: FLAGELO DE LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA.
- Reynaldo Piña
- 19 jun 2016
- 3 Min. de lectura
Nos dice Mons. Gómez que «La ausencia de un padre, el problema de un padre que no está presente en la vida del hijo, es un gran problema de nuestro tiempo». En estos tiempos aciagos la presencia real de la figura paterna, del rol paterno, es indispensable en una sociedad que clama la figura de un hombre que asuma sus responsabilidades.
Comencemos con un poco de historia, a partir del siglo XX contamos con un día para homenajear al padre y así junto a la madre, un día cómo símbolo, que son la columna, la base de la familia y esta a su vez de la sociedad. Son indispensables porque juntos deben velar por la formación en valores de los nuevos miembros de la comunidad: los hijos.
El padre es el ejemplo, que como guía, acompaña al hijo en su crecimiento, lo alienta en el fracaso pero festeja sus alegrías en los logros. Un padre debe enseñar, educar, formar, disciplinar (con amor) a sus hijos. Un padre debería estar ocupado formando un hijo no para el disfrute y el enaltecimiento de este sino para la conformación de una sociedad configurada en el respeto, el amor, la disciplina, libertades y responsabilidades; porque una libertar sin responsabilidad es libertinaje y aquí, en Venezuela, eso pasa mucho.
Miren la importancia de tener una figura paterna presente, de hecho, parte del problema que tenemos en Venezuela es la carencia de esto y vemos, en consecuencia, esa paternidad -ausente- reflejada en cualquier mamarracho que por ahí se asome. Una carencia evidente en esos adultos hombres que llaman «papi» a sus congéneres. Ausencia de esa figura. Esos que dicen «yo soy hijo de…» no, mejor no politizo este tema, no en este día.
Este desequilibrio, si temor a equivocarme en hacer esa afirmación, que desgraciadamente tiene esta sociedad es una crisis de paternidad y es que el rompimiento de la familia, del hogar, fue y es una terrible herida de Venezuela y, probablemente, la que mejor explica la crisis contemporánea. Para hacer memoria, contextualicemos este fragmento del poema de Don Andrés Eloy Blanco «tu hija está en un serrallo/ dos hijos se te murieron/ los otros dos se te fueron/ detrás de un hombre a caballo». Así era y fue la sociedad de Venezuela en épocas del caudillismo: el caudillo se llevaba a los hombres para las guerras de guerrillas que azotaron a Venezuela durante todo el siglo XIX y parte del siglo XX. De ese modo se rompía la familia.
El padre quedaba ausente y la madre asumía el rol del padre, cosa más grave porque los roles no se sustituyen: madre es madre y padre es padre; A Dios le pido que hoy, día del padre, no tenga que leer frases cómo, «Este es mí día porque yo soy padre y madre a la vez», o «esta es mi padre y mi madre» mostrando la foto de su madre únicamente.
Pidamos, pues, en este día en especial por los que aún no han asumido su rol de padre para que la misericordia de Dios se derrame en ellos y asuman y hagan hijos completos. A los padres que se han ganado esa cuatro letras con acento incluidos, gracias. Sigan de ese modo: expresando amor a sus hijos, brindándoles seguridad, dedicando tiempo de calidad y tratando bien a su hijo y a todos. Recuerden, tu hijo, tu hija, te está mirando y aprendiendo.
Felicidades, padres. Dios los bendiga.
Reynaldo Piña.
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