«VENCE AL MAL CON EL BIEN.»
- Reynaldo Piña.
- 11 jun 2016
- 2 Min. de lectura
San Pablo en Carta a los romanos, 12,21 «No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con el bien».
Esto lo escribí hace dos años, más o menos, y quiero compartirlo nuevamente.
Decía San Juan Pablo II, acerca del comunismo, que ese sistema ha sobrevivido más tiempo que el hitlerismo y tiene una perspectiva de un desarrollo mayor (pensaba él) debía ser por algún motivo; porque el mal era necesario, en cierto sentido, para el mundo y para el hombre porque propicia las ocasiones para el bien.
Venezuela atraviesa un momento de profunda crisis política, social y económica en su historia (esto no es nuevo, no nos hagamos las víctimas), pero sin duda estos jóvenes venezolanos y no tan jóvenes, serán de mucho provecho en el futuro; eso sí, si son capaces de reconocerse. Entendiendo el reconocimiento propio como la capacidad de reaccionar ante lo que somos capaces y ser coherente en lo que somos y hacemos, lo demás es envidia ante las incapacidades que se proyectan en otros.
¿Por qué lo digo?, convivimos con una escasez de alimentos, valores –la que más alarma me causa–, corrupción, problemas de agua, electricidad, aseo, inflación… y no mencionaré más porque me da cierto cordojo y aun así somos capaces de seguir adelante. Necesario es hacerle saber de dos ejemplos que irreductiblemente nos deben llevar a la esperanza: dos niños, uno de 11 y otro de 3 años, el primero ocupado en llenar baldes de agua porque (milagrosamente) llegó el agua cuando no debía llegar y sus padres estaban descansando y el otro interesado en no comer helado porque «es que no hay muchos cobres, papi». Si esto no alivia las desesperanzas en la humanidad, díganme qué.
Estoy convencido que si esta ciudadanía (para no llamarlos gente) es capaz de reconocerse y sentirse capaz de desarrollar todo el bien que de ellos desprendan, seguramente, la luz al final del túnel será visible porque el país es un bien común de todos los ciudadanos y por lo tanto es nuestro gran deber. La fuerza que mueve el mal, termina haciendo el bien.
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